Vídeo IP es un sistema de transmisiones de imágenes a través del protocolo de comunicaciones IP (Internet Protocol), una tecnología de trayectoria probada que ofrece interesantes ventajas frente a los sistemas análogos de vídeo tradicionales.
Una tecnología en continua expansión que se adentra en un mercado que demanda cada vez más sistemas "inteligentes" de vídeo vigilancia y seguridad. Con vídeo IP obtenemos el resultado deseado a nuestras necesidades, conseguimos un retorno de la inversión mayor a la vez que reducimos costes.
Dadas las limitaciones y desventajas de los sistemas de vídeo analógico hace mucho más fácil comentar los beneficios y ventajas de los sistemas basados en tecnología IP.
Una instalación de vídeo IP tiene escalabilidad ilimitada
En una instalación de vídeo IP no hay límites de cámaras.
Un sistema DVR normalmente se suministra con 4, 8 ó 16 entradas de cámara, por tanto, se convierte en escalable en incrementos de 4, 8 ó 16. Si un sistema incluye 15, no supone ninguna desventaja, pero sí que se convierte en un problema si son necesarias 17 cámaras. Añadir una única cámara generaría la necesidad de un DVR complementario. Los sistemas de vídeo IP son mucho más flexibles y pueden ampliarse en incrementos de una cámara cada vez.
Vemos, por tanto que la escalabilidad en CCTV digital o analógico no es flexible., mientras que los sistemas de vídeo IP sí lo son.
En resumen, tenemos que una instalación CCTV sólo puede llegar a tener 16 cámaras por DVR (salvo excepciones). Sin embargo, en una instalación de vídeo IP no hay límite de cámaras.
El embudo de los CCTV se sitúa en el grabador
Las cámaras analógicas sólo capturan las imágenes. Es en el videograbador donde recae la carga de trabajo.
En una instalación con videograbador digital y cámaras analógicas la carga de trabajo se sitúa en el videograbador. Las cámaras analógicas únicamente capturan las imágenes y las envía al videograbador. Es éste quien tiene que realizar el trabajo de digitalizar, comprimir, almacenar, y, en su caso, incluso analizar. Por ello, se dice que "el embudo de los CCTV digital o analógico se sitúa en el grabador".
En una instalación con videograbador IP y cámaras IP este embudo no se produce ya que son las propias cámaras las que digitalizan, comprimen y transmiten directamente las imágenes, incluso a varios receptores de forma simultánea. El videograbador no recibe esa carga de trabajo añadida que se da en las instalaciones CCTV. Añadir una cámara en instalaciones de vídeo IP no significa añadir carga de trabajo al videograbador, sino que, al añadir una cámara estamos añadiendo capacidad de proceso, un "cerebro" más.
Todo este proceso se puede ver gráficamente en el siguiente esquema:
La cámara IP digitaliza y comprime las imágenes
En una instalación de vídeo IP, la propia cámara es la que digitaliza y comprime las imágenes. Por ello, a medida que se añaden cámaras a una instalación de vídeo IP, el rendimiento del equipo no se ve mermado. Con ello añadimos capacidad de proceso.
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